martes, 19 de febrero de 2008

TRATADO PRIMERO

Nos situamos en un pueblecito del medio de Castilla-la mancha, dónde el calor y la desertización van por delante de todo. En dicho pueblo vivía una chica de siete u ocho años de edad. Su madre trabajaba de modista todo el día y por las noches se lo montaba como podía para conseguir un pedazo de carne y ni así le daba para mantener a cinco hijos y una casa. Así que un día por el pueblo apareció un señor muy bien vestido, con traje y corbata y con unas enormes gafas de sol. Iba en busca de un ayudante para su empresa, así que a la pobre madre, con mucha pena, se le ocurrió que esa ayudante podría ser su hija pequeña, Lazarilla, que no hacía más que estorbar en todo el rato. Entonces Lazarilla se fue con el señor que resultó ser ciego. Lazarilla estaba convencida que ese hombre la mimaría y la cuidaría bien, parecía tener dinero. Al cabo de unos días de viajar hacia la empresa del ciego Lazarilla empezaba a no rendir tanto y a tener fuertes dolores de barriga, pues no había comido desde el día antes de salir de su casa. Entonces esa noche loca de hambre mientras el ciego se comía sus barritas energéticas ella le sustrajo un litro de bebida isotónica. El ciego parecía no haberse dado cuenta pero al sexto día después de haber salido de casa , el ciego empezó a sospechar y cuando Lazarilla le robó su batido de chocolate y estaba bebiéndoselo él le dijo:
- ¡Ay… me he olvidado de decirte que esta mañana he vaciado el bote de batido de chocolate y le he metido amoníaco!
Entonces la pobre Lazarilla vomitó del asco todo el batido. El ciego ya sospechaba de Lazarilla a la mínima cosa que le iba a hurtar él se lo hacía pagar o bien con golpes o bien con trucos como el del amoníaco. Así que Lazarilla harta del ciego… un día se fueron a un polígono industrial y lo dejo allí aparcado como un camión

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