Hola, me llamo Laurillo y tengo siete años. Mi historia trata de cómo un ciego llamado Victorinno me hace la vida imposible privándome de la comida. Resulta que empecé a trabajar para él porque mi hermana pequeña se puso enferma y no le podíamos pagar la operación. El primer día, el ciego me mandó a trabajar en un pequeño huerto que él tenía, haciéndome pelar las patatas, coger los huevos del gallinero y preparándole una buena tortilla de patatas para cenar, sin dejar que yo la tastase. La mañana siguiente, yo, muerto de hambre y pensando en el pan que me había prometido Victorinno, me fuí corriendo hacia la cocina, y para mi sorpresa, me encontré al ciego malhumorado y fuí castigado sin pan por no haberme levantado antes a preparar su desayuno. Para mi venganza, día tras día, levántandome antes que él, fuí cogiendo trozos del pan que el ciego se guardaba para él, y para que no se diese cuenta de que el ladrón era yo, le dije que en la casa había ratas. Él se lo creyó, porque era así de tonto, y cada día me iba aprovechando de él, hasta que Victorinno un día que se levantó antes, me pilló y me dió un porrazo con el pan. Unos días más tarde, nos fuimos el ciego y yo a casa de su sobrino Jorge. Él me dijo que su tío Victorinno tenía preparado para mi un castigo de mil demonios. De camino a casa, guié al ciego por en medio de un bosque donde habían lobos, y después de ver a uno cerca, me fui corriendo dejándolo en manos de ese terrible lobo. Quien sabe si se lo comió... No sabía a dónde me llevaría el destino, pero sin Victorinno seguro que me iría mejor.
Laura Hut i Victòria Vicens
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario