Después de pasar por varias personas, Carmencita fue a la iglesia, ya que era semana santa y quería ir a rezar. El cura la vio muy triste, y desolada, y Carmencita le contó lo que le sucedía. El cura decidió quedarse con ella, pero le mando un trabajo: Carmencita tenía que vender palmas para todos los niños de la ciudad. Pasaron cuatro años y Carmencita tenia sus estalvios de todo lo que conseguía en semana santa, o en el verano que el cura también le mandaba hacer alguna tarea. Con sus estalvios se pudo comprar unos zapatos y un vestido, porque la ropa que tenia estaba rota, y como había crecido ya le quedaba pequeña. Pero Carmencita se dio cuenta que el cura ya no le hacia caso, y como Carmencita no quería volver a pasar hambre y malos momentos, se fue de iglesia.
martes, 11 de marzo de 2008
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