Cuando todavía merodeaba por las calles, la pobre Lazarilla vio a una señora, muy elegante, con un abrigo de piel, que parecía autentico, un collar de perlas y unos zapatos de esos que los ves y te entran ganas de comprarte unos. Se acercó a ella discretamente y empezó a seguirla, hasta que ella se dio cuenta y sin pensárselo dos veces la invitó a vivir en su casa. Ni siquiera le había preguntado si tenia familia, le ofreció su casa directamente, ella supuso que no tenia por el aspecto que llevaba en ese momento la pobre niña.
Lazarilla, enseguida pensó que no volvería a pasar hambre, que esa señora con tanto poderío la trataría como a una hija, la alimentaría y cuando se muriese le dejaría su herencia.
Pero cuando llegaron a la casa de la mujer, se dio cuenta de que era una casa cochambrosa, sucia y vieja en la que no viviría cualquier persona un poco decente.
Tampoco tenia mucha comida, así que la niña volvió a pasar hambre, y lo peor es que lo que ella conseguía lo tenia que compartir con la mujer.
Una mañana cuando se despertó vio que la mujer ya no estaba, le había abandonado, y la niña tuvo que quedarse con unas vecinas.
viernes, 14 de marzo de 2008
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