jueves, 27 de marzo de 2008

TRATADO III

Manolito sé encontró con un hidalgo, que le dijo si quería ser su escudero y él le respondió que sí. Manolito creía que así tendría comida porque el hidalgo le daría de comer. Pero no fue así porque el hidalgo era un hombre jubilado, ya no cobraba y por eso no tenía dinero. El hidalgo siempre le decía que ya comería más tarde pero nunca le daba de comer.
Las vecinas del hidalgo le dijeron a Manolito que era muy mentiroso y que se buscase otro amo que pudiera mantenerlo y darle comida para alimentarlo y cuidarlo.
Manolito siguió los consejos de las vecinas, lo que le habían dicho y marchó de casa de ese hidalgo jubilado.

Andrea Pelegrí y Oriol Granell

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