viernes, 14 de marzo de 2008

Tratado II

Busqué dónde podía ir, y me acordé que cerca de ahí vivia un pariente de mi madre, un primo suyo llamado Marcos. Marcos era cura y decidió darme trabajo para que me ganase lo que me daba. Pero él no se llevaba muy bien conmigo y no me daba casi de comer, por no decir nada. Yo, habitualmente, le robaba algo de comida del frigorífico y le daba la excusa de que quizás fuese su criada a la que tampoco pagaba mucho. Hasta que un día que estaba yo toda confiada cogiendo comida del frigorífico, llegó antes de tiempo y me pilló con las manos en la masa y decidió llevarme a Huesca dónde me dejó tirado.





Ingrid Llauradó y Nera Logo

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